Esta semana, entre otras cosas,
estuvimos hablando de los recursos impresos en el aula. Éstos son elementos con
un uso muy extendido en las escuelas. Pero, aunque actualmente estamos en la
era digital y cada vez más son los recursos tecnológicos y digitales que vemos
dentro de las aulas, el material impreso sigue siendo el más usado. Entre ellos
destacamos el libro de texto, la prensa y el comic.
Ya hemos hablado de las ventajas e
inconvenientes del uso del libro de texto, pero ahora indagaré más en esto:
¿Cuánto tiempo se pasan los niños en la escuela haciendo trabajo de este tipo?
¿Dejan el mismo tiempo para el desarrollo de otro tipo de actividad?
Está claro que este tipo de recursos
son muy importantes para desarrollar ciertas habilidades en los niños, como por
ejemplo coger el lápiz, la grafomotricidad para el inicio de la escritura, el
inicio a la lectura, colorear, dibujar… pero creo que últimamente se demanda
demasiado trabajo por parte de los padres a los niños en la escuela porque
piensan que cuantas más fichas hagan más sabrán. Eso no es del todo cierto
porque el aprendizaje es un compendio de diferentes aspectos.
El que más beneficio saca de todo esto es el gigante del libro de texto puesto que los padres se gastan un verdadero dineral en material didáctico cuando por ley no es obligatorio llevar libro.
Aquel profesor que manda al niño hacer
tres fichas de grafoescritura y otras tres de plástica a lo largo del día y no
respeta el tiempo ideal de las asambleas o no le cuenta un cuento, le canta una
canción, incluso no le deja tiempo para jugar por rincones o jugar con la
plastilina porque prefiere terminar las fichas no está estimulando a esos niños
en diferentes capacidades tan importantes como las anteriores como la del
lenguaje o la de la creatividad. Hay que fomentar las asambleas en las aulas ya
que así la participación y la intervención por parte de los alumnos estará
presente.
Por tanto, mi conclusión es que debe
haber un tiempo para cada actividad y no vale pensar “hoy haré 10 minutos menos de asamblea para que me dé tiempo a hacer
esta ficha sobre la letra -o”, porque puede que aprendan a hacer la letra –o
muy bien, pero un niño sabiendo hacer la letra –o que no se socializa lo
suficiente con el resto de sus compañeros o no ha tenido tiempo para jugar, no
es un niño.
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